jueves, 28 de febrero de 2013

SINTOMAS DEL INFARTO


Hay un dicho popular que dice que el corazón no duele.

Si puede que el corazón no duela, pero hay otras partes de nuestro cuerpo, para muchos desconocidas, que sí que duelen.


El ataque al corazón ‘Hollywoodiano’, en el que colapsas y caes al suelo apretándote el pecho, con un rictus irrepetible,  es la excepción, no la regla.  Por favor, no lo olvidéis.


A cada persona le duele de una forma totalmente diferente.  Pero el haber tenido un infarto y superarlo, nos permite saber cómo es el dolor, y reconocerlo si ocurre de nuevo. Esto ocurre por qué los nervios del tejido cardíaco dañado envían señales de dolor a la médula espinal, y que cada uno, por nuestro desarrollo y nuestra vida física, hemos desarrollado ramificaciones diferentes, que afectan dolorosamente de manera totalmente diferente.
En este artículo, me gustaría poder transmitiros los síntomas reales, reconocibles la mayoría, otros que se confunden, muchos a los que desafortunadamente les quitamos importancia.
 
Dolor o molestia precordial
El término precordial alude a la región o parte del pecho que corresponde al corazón. La causa más común del dolor en el pecho es el que se conoce en Medicina como dolor precordial —justo bajo el pezón izquierdo— y aparece de forma repentina.





Dolor o adormecimiento en el brazo o en ambos brazos
Es un signo tradicional del infarto.  Lo hemos leído y visto en películas, y lo tenemos superasumido.  Pero no olvides que no siempre es así.   El adormecimiento que puedes sentir en el brazo izquierdo puede significar otros problemas.  No ignores ningún dolor que ocurra en tu cuerpo, es decir que lo inteligente, si sientes un adormecimiento permanente en tu brazo izquierdo o te empieza a doler el brazo, incluso si no has estado haciendo ejercicio físico, es buscar atención médica para averiguar cuál es el problema.   Todos “tenemos” conocimientos médicos y te aseguro en cambio, que  sacar tus propias conclusiones no es lo más inteligente.
 

Dolor en cuello o mandíbula
Después de un ataque al corazón, algunos pacientes recuerdan haber sufrido dolor y tensión en el cuello, llegando incluso a las mandíbulas, o hasta los oídos y orejas. A muchos se nos pasa porque creemos que el dolor tiene que ser más agudo y dramático, acompañado de un adormecimiento en pecho, hombro y brazo o brazos, tal y como se nos ha descrito tradicionalmente los síntomas de un infarto.  De nuevo, no ignores el dolor aunque haya desaparecido.  Esto sí que es un síntoma.
 
 
Dificultad para respirar o Disnea, mareo, desmayos
Si no puedes respirar, notas que te falta el aliento al subir las escaleras, o haciendo cualquier otra actividad, ¡estate alerta!  Si la falta de aliento fuera causada por una enfermedad pulmonar, suele aparecer de forma gradual a medida que el tejido pulmonar es dañado por el tabaco o factores ambientales. Si el corazón es la causa, la falta de aire llega mucho más pronto.
Si además te mareas , o sufres desmayos, estás perdiendo el tiempo.  Visita a tu médico.  Atención las mujeres, pues en algunos casos aflora el sexismo.  Estas dificultades, en algunas consultas o incluso en algunas Urgencias las confunden con crisis de ansiedad, y te despachan con un ansiolítico.  Defendeos. 
 
 
Náusea o vómito, indigestión, ardor de estómago
Aunque la mayoría de nosotros pensamos que el dolor de cualquier enfermedad relacionada con el corazón se produce en el pecho, no debemos olvidar que también puede darse en el abdomen, en el estómago.  Sentir como una indigestión, ardor de estómago o náuseas puede ser un signo temprano de un ataque al corazón o infarto de miocardio, en particular en las mujeres.  Si son episodios repetidos, y el dolor empeora al realizar ejercicio o incluso al caminar, y que además mejora con el descanso, tened CUIDADO.  Esto no es una norma, pero suele ser así: una simple indigestión o intoxicación por alimentos nos hace sentir un dolor permanente.
 
 
Dolor de espalda
Aunque el  dolor torácico es el síntoma más común de un ataque cardíaco, de un infarto, puedes sentir un  dolor intenso en tu espalda.  Si como en el caso anterior el dolor empeora al realizar ejercicio o incluso al caminar, y que además mejora con el descanso, tened CUIDADO, y acudid a un centro de salud, y si es posible de Urgencias.
 
 
 


 Sensación de muerte inminente
¿Habéis oído hablar de angor animi?  Es un fenómeno que muchas personas sufren, y es un gran miedo a que la  muerte sea inminente.  Es uno de los síntomas de infarto.  Es totalmente diferente a querer morirse, o incluso al miedo a la muerte.   Es no narrable, pero reconocible si lo sentís.  Yo lo sentí, y es lo que me hizo despertarme a las dos de la madrugada.  Creo, que gracias a ella estoy vivo, fue mi primer síntoma.
 
Palpitaciones
El infarto es un estado que puede dar lugar a palpitaciones entre sus síntomas, pues el corazón reacciona y cuando se siente agredido, reacciona.  Si por culpa del infarto recibe menos sangre, o colapsa, sabe que necesita más sangre y late más rápido, para poder seguir recibiendo la misma sangre.
Sudoración profusa
La vasodilatación arterial tiene una consecuencia física visible, y es la sudoración fría y profusa.

A pesar de todos estos síntomas visibles y claros, hay un tipo de infarto peligrosísimo, que ocurre en más casos de los que imaginamos.  Es el terrible y temible

INFARTO SILENCIOSO,

 

Sólo puede ser diagnosticado en su fase aguda por electrocardiograma o por comprobación de las enzimas cardíacas.  Y se le llama silencioso porqué NO produce dolor
La mayoría de las veces, los pacientes se presentan ansiosos, molestos. Para reconocerlo se manifiesta porque el paciente puede presentar una serie de síntomas
DISNEA falta de aire
HIPOTENSION ATERIAL descenso de la tensión arterial
SUDORACION INTENSA por la vasodilatación arterial
PALPITACIONES aumento de la frecuencia cardíaca
SENSACION INMINENTE DE MUERTE

El infarto silencioso o silente puede evolucionar sin conocimiento del paciente ni de los médicos, es decir, que no te enteras.  Solo se comprueba con un  ECG (electrocardiograma) o en un Ecocardiograma, en el que sí  aparece la cicatriz.  El problema, es que si no nos hacemos revisiones periódicas, solo se descubre después de semanas o en algunos casos, años.  Y no debemos olvidar que ocurren más a menudo de lo que pensamos, dejando una cicatriz en nuestro corazón, y con consecuencias ignotas a priori.

 

Por miedo a causar una “falsa alarma” o por negación muchos enfermos ignoran los síntomas y esperan hasta más de 2 horas para pedir ayuda. A mayor retraso el riesgo y el daño es mayor.


 

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