viernes, 8 de febrero de 2013

Como me siento hoy.

He empezado la reeducación.  Es lo que se llama rehabilitación cardiaca.
 
Seguramente queréis saber en que consiste la reeducación.  Tras una prueba de esfuerzo para ver como quedamos desùés de nuestro accidente, te asignan a un grupo de infartados.
 
En mi caso la reahabilitación es un programa que dura 8 semanas, casi como el campamento de la mili.  Aunque en este caso, no tengo ni sargentos, ni tenientes, ni capitán, los mandos son las médico, enfermeras, auxiliares, fisioterapeutas que nos llevan por el camino de un nuevo enfoque.
 
Dos días a la semana, lunes y jueves, entreno.  Llego a las 1000 y me monitorizan.  Me pesan, me toman la tensión, y el número de latidos del corazón.
 
En el grupo en el que yo estoy, somos 8, todos hombres, y soy el más joven de los participantes.
 
Durante 15 minutos, soltamos nuestros anquilosados músculos, ejercitamos brazos, pìernas y abdominales, y después, o hjacemos marcha o bicicleta durante 45 minutos, siempre monitorizados, vigilados, para que no nos suba demasiado la tensión ni el número de pulsaciones. 
 
Después de cada sesión de entrenamiento, siento que voy avanzando y mejorando.  Y voy bien.
 
Los martes en cambio tenemos la parte que considero más importante.  Es nuestra formación.  Cada día, empezamos con una sesión de trabajo en grupo, durante la cual ponemos en común necesidades, deseos, sin tapujos ni vergüenzas.  Tras esta puesta en común, relajación.
 
No quiere decir que nos durmamos, nos proporcionan diferentes instrumentos para relajarnos y disminuir el estrés.  En la última me dormí, y espero no haber roncado, como si oí a otras personas.
 
Y por último, una sesión formativa.   Hasta ahora he asistido a dos sesiones.  La primera, sobre las dependencias, básicamente del tabaco, aunque se habló del alcohol y de las drogas.  PERO LO MALO, MALO, MALO, ES EL TABACO.
 
La segunda sesión, ha sido sobre el manejo del estrés.  Interesantísimo.  Os proporcionaré más información.
 
Y así estamos en estos momentos, recuperando el uso del corazón, y aprendiendo o reafirmando situaciones.

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