Hay un dicho popular que dice que el
corazón no duele.
Si puede que el corazón no duela, pero hay otras partes de nuestro cuerpo, para muchos desconocidas, que sí que duelen.
El ataque al corazón ‘Hollywoodiano’, en el que colapsas y
caes al suelo apretándote el pecho, con un rictus irrepetible, es la excepción, no la regla. Por favor, no lo olvidéis.
A cada persona le duele de una forma
totalmente diferente. Pero el haber
tenido un infarto y superarlo, nos permite saber cómo es el dolor, y
reconocerlo si ocurre de nuevo. Esto ocurre por qué los nervios del tejido
cardíaco dañado envían señales de dolor a la médula espinal, y que cada uno,
por nuestro desarrollo y nuestra vida física, hemos desarrollado ramificaciones
diferentes, que afectan dolorosamente de manera totalmente diferente.
En este artículo, me gustaría poder transmitiros los síntomas reales, reconocibles la mayoría, otros que se confunden, muchos a los que desafortunadamente les quitamos importancia.
Dolor o molestia precordial
El término precordial alude a la región o parte del pecho
que corresponde al corazón. La causa más común del dolor en el pecho es el que
se conoce en Medicina como dolor precordial —justo bajo el pezón izquierdo— y
aparece de forma repentina.
Dolor o adormecimiento en el brazo o en ambos brazos
Es un
signo tradicional del infarto. Lo hemos leído
y visto en películas, y lo tenemos superasumido. Pero no olvides que no siempre es así. El
adormecimiento que puedes sentir en el brazo izquierdo puede significar otros
problemas. No ignores ningún dolor que
ocurra en tu cuerpo, es decir que lo inteligente, si sientes un adormecimiento
permanente en tu brazo izquierdo o te empieza a doler el brazo, incluso si no
has estado haciendo ejercicio físico, es buscar atención médica para averiguar
cuál es el problema. Todos “tenemos”
conocimientos médicos y te aseguro en cambio, que sacar tus propias conclusiones no es lo más
inteligente.
Dolor en cuello o mandíbula
Después de un ataque al corazón, algunos pacientes recuerdan
haber sufrido dolor y tensión en el cuello, llegando incluso a las mandíbulas,
o hasta los oídos y orejas. A muchos se nos pasa porque creemos que el dolor
tiene que ser más agudo y dramático, acompañado de un adormecimiento en pecho,
hombro y brazo o brazos, tal y como se nos ha descrito tradicionalmente los
síntomas de un infarto. De nuevo, no
ignores el dolor aunque haya desaparecido.
Esto sí que es un síntoma.
Dificultad para respirar o Disnea, mareo, desmayos
Si no puedes respirar, notas que te falta el aliento al
subir las escaleras, o haciendo cualquier otra actividad, ¡estate alerta! Si la falta de aliento fuera causada por una
enfermedad pulmonar, suele aparecer de forma gradual a medida que el tejido
pulmonar es dañado por el tabaco o factores ambientales. Si el corazón es la
causa, la falta de aire llega mucho más pronto.
Si además te mareas , o sufres desmayos, estás perdiendo el
tiempo. Visita a tu médico. Atención las mujeres, pues en algunos casos
aflora el sexismo. Estas dificultades,
en algunas consultas o incluso en algunas Urgencias las confunden con crisis de
ansiedad, y te despachan con un ansiolítico.
Defendeos.
Náusea o vómito, indigestión,
ardor de estómago
Aunque la mayoría de nosotros pensamos que el dolor de
cualquier enfermedad relacionada con el corazón se produce en el pecho, no
debemos olvidar que también puede darse en el abdomen, en el estómago. Sentir como una indigestión, ardor de estómago
o náuseas puede ser un signo temprano de un ataque al corazón o infarto de
miocardio, en particular en las mujeres. Si son episodios repetidos, y el dolor empeora
al realizar ejercicio o incluso al caminar, y que además mejora con el descanso,
tened CUIDADO. Esto no es una norma,
pero suele ser así: una simple indigestión o intoxicación por alimentos nos
hace sentir un dolor permanente.
Dolor de espalda
Aunque el dolor
torácico es el síntoma más común de un ataque cardíaco, de un infarto, puedes
sentir un dolor intenso en tu espalda. Si como en el caso anterior el dolor empeora
al realizar ejercicio o incluso al caminar, y que además mejora con el descanso,
tened CUIDADO, y acudid a un centro de salud, y si es posible de Urgencias.
Sensación de muerte inminente
¿Habéis oído hablar de angor animi? Es un fenómeno que muchas personas sufren, y
es un gran miedo a que la muerte sea
inminente. Es uno de los síntomas de
infarto. Es totalmente diferente a
querer morirse, o incluso al miedo a la muerte. Es no narrable, pero reconocible si lo
sentís. Yo lo sentí, y es lo que me hizo
despertarme a las dos de la madrugada.
Creo, que gracias a ella estoy vivo, fue mi primer síntoma.
Palpitaciones
El infarto es un estado que puede dar
lugar a palpitaciones entre sus síntomas, pues el corazón reacciona y cuando se
siente agredido, reacciona. Si por culpa
del infarto recibe menos sangre, o colapsa, sabe que necesita más sangre y late
más rápido, para poder seguir recibiendo la misma sangre.
Sudoración profusa
La vasodilatación arterial tiene una consecuencia
física visible, y es la sudoración fría y profusa.
A pesar de todos estos síntomas visibles y claros, hay un
tipo de infarto peligrosísimo, que ocurre en más casos de los que
imaginamos. Es el terrible y temible
INFARTO
SILENCIOSO,
Sólo puede ser diagnosticado en su fase aguda por
electrocardiograma o por comprobación de las enzimas cardíacas. Y se le llama silencioso porqué NO produce
dolor
La mayoría de las veces, los pacientes se presentan
ansiosos, molestos. Para reconocerlo se manifiesta porque el paciente puede
presentar una serie de síntomas
DISNEA
falta de aire
HIPOTENSION ATERIAL
descenso de la tensión arterial
SUDORACION INTENSA
por la vasodilatación arterial
PALPITACIONES
aumento de la frecuencia cardíaca
SENSACION INMINENTE DE MUERTE
El infarto silencioso o silente puede evolucionar sin
conocimiento del paciente ni de los médicos, es decir, que no te enteras. Solo se comprueba con un ECG (electrocardiograma) o en un
Ecocardiograma, en el que sí aparece la
cicatriz. El problema, es que si no nos
hacemos revisiones periódicas, solo se descubre después de semanas o en algunos
casos, años. Y no debemos olvidar que
ocurren más a menudo de lo que pensamos, dejando una cicatriz en nuestro
corazón, y con consecuencias ignotas a priori.
Por miedo a causar una “falsa
alarma” o por negación muchos enfermos ignoran los síntomas y esperan hasta más
de 2 horas para pedir ayuda. A mayor retraso el riesgo y el daño es mayor.